Es evidente que los grupos funcionan de manera semejante a los individuos. A veces pierden confianza, dudan de sí mismos, les falta autoestima o necesitan cariño. Otras veces la euforia les invade, se encuentran pletóricos, se ven capaces de superar cualquier reto y su horizonte aparece nítido y despejado. Y el cambio entre un estado y otro, que parecen lejanísimo, puede producirse en cambio con un pequeño gesto, con un guiño del destino... o con un gol en el último minuto.

 

El domingo la Unión jugó aún con la inercia positiva de la semana anterior. El gol de Fernando, el empuje de la afición, el salto en la tabla y el subidón de llevarse otro derbi siguieron impulsando al equipo contra el Barcarrota. Con ese chute de adrenalina en vena, un equipo desatado creó al menos 8 ocasiones claras en la primera mitad. Los innumerables remates de Cordero y Megías llegaron sin necesidad de bajar el balón al suelo ni elaborar juego en el centro del campo. Un barullo en un córner al primer palo adelantó inesperadamente al Barcarrota (0-1), pero la película siguió contando con el mismo escenario, parecido guión y semejantes protagonistas, por lo que sólo podía esperarse un final feliz.

 

La ovación de la grada al equipo a la salida de vestuarios reconoció su buen hacer en la primera parte y adelantó la remontada en la segunda. Ayudó el desafortunado gol en propia puerta del defensa del Barcarrota cuando el balón apenas había vuelto a rodar (1-1). El chaval cayó desolado al suelo, consciente quizá de que el muro de contención ya se había derrumbado, y de que lo peor de la avalancha estaba por llegar. El asedio posterior incluyó un juego más reposado, varias faltas violentas de Megías, distintas sutilezas del "todocampista" Bermejo, amplios suspiros de Javi Barrera y Juan Iglesias por remates que se escaparon por centímetros... y los goles, claro. El talentoso rebaño de corderos desplegó su amplio repertorio: Javi nos regaló dos tantos de inexplicable serenidad dentro del área (2-1, 3-1), y Fernando resolvió un mano a mano (4-1) como quien lee el Marca: relajado y con facilidad.